lunes, 8 de noviembre de 2010

Mi cruz

La cara es ser comprensivo, tolerante, empático, abierto de mente. La cruz es la indefinición, el sí a todo, la falta de opinión propia, el vacío interior. Esa es mi cruz particular, la que llevo siempre a cuestas, desde hace tanto que normalmente ya no noto su peso... aunque cuando caminando por la calle me miro en el reflejo de un escaparate, veo que mi cuerpo ha cedido un poco y ya estoy algo encorvada. Difícil corregir eso, ni yendo al mejor fisio.
¿Nací así? ¿me educaron así? ¿Seré siempre así? En lugar de respuestas, tengo un montón de palabras en un gran saco. Creo que si supiera ponerlas en orden daría con el quid de la cuestión. Así que aquí las dejo, admito sugerencias:
inseguridad, necesidad de aprobación, miedo a ser manipulado, miedo a tomar partido, adaptabilidad, autoexigencia, pensamiento lógico, empatía, todo está bien, abnegación cristiana, sentimiento de culpa, búsqueda de equidad, vacío interior, miedo al conflicto, miedo a la soledad...
Fíjate qué curioso, cuántos miedos.

lunes, 19 de julio de 2010

FANTASMAS

Un día decidí no verlos, y descubrí que así desaparecían. Fantasmas de mi vida anterior. Gente que era el fondo de foto de unos tiempos que debía dejar atrás. Algunos fueron los protagonistas, otros meros acompañantes, inofensivos y sin culpa. Pero para mí componían un todo, y necesitaba eliminarlos. De forma radical, como a las cucarachas que merodean por casa. Y así fue, pluf, dejaron de estar ahí sin más. A veces intuía su presencia e incluso llegaba a verlos, pero siempre lejanos y borrosos. Me sentí automáticamente más libre, tranquila y también bastante orgullosa de mí misma, por no haberme quedado estancada, por haber sido capaz de soltar el ancla y superar momentos duros, afectos enrarecidos, decepciones y rencores con la cabeza fría y sin demasiados aspavientos.
Pero después de más de cuatro años, cuando ya casi me había olvidado de ellos, están volviendo. Entran de noche en mis hasta ahora plácidos sueños, se cuelan por mis orejas y sacuden mi cabeza. Me revuelven el estómago y desde dentro me miran con sorna. La primera vez me sorprendió, y quise pensar que todo se debía a ese par de cervezas o al cansancio acumulado de la semana. Pero volvieron al día siguiente, y al otro. Y esta noche me temo que regresarán de nuevo.
Ahora pienso que aquel gran salto que di en su momento fue en realidad un tierno engaño infantil. Porque eso es lo que hacen los niños: se tapan los ojos y gritan "no estoy", seguros de que gracias a ese gesto pueden hacerse invisibles, mientras todos seguimos ahí, frente a ellos, viéndoles y aplaudiendo su ingenuidad. Como cuando abren los regalos el día de reyes o colocan su dientecito en la almohada creyendo ciegamente en la visita del ratoncito pérez.
Yo ya no creo en los reyes magos, y sé que tampoco existen los fantasmas. Pero lo juro, por la noche están ahí y mientras me tapo los ojos con las manos también se ríen de mi inocencia, a carcajadas.

viernes, 4 de junio de 2010

ERES TÚ

La mirada, hueca, al horizonte
A ratos
Si me cansaba
Buscaba la curva del monte

Ojos tapados, suaves velos
Es mejor
Sin ver colores
Sólo bultos, manchas... intuir el cielo

Así son las cosas, como deben ser
Tranquila
Puedes soñar, pero poco
¡Me duele si sueño! Lo que quiero es ver

Quien me encerró al fin se echa atrás
No avisa
Me deja en un prado
Desnuda, vacía. Ahora verás.

Me quita los velos, me arroja a la luz
Qué susto
Te veo a ti y me estremezco
Sonríes, me levantas. Sí, eres tú.

martes, 25 de mayo de 2010

TIEMPO, DINERO, SEGURIDAD

Cuando era una adolescente me preguntaban qué quería estudiar, en qué me gustaría trabajar. Yo entonces no lo tenía muy claro; había muchas cosas que no sabía si me gustaban en realidad, pero me sonaban bien. Psicóloga, periodista, juez... En realidad no sabía nada. No sabía nada de la vida real. En mi burbuja de colegio todo parecía posible, todo estaba por descubrir, todo lo que estaba fuera era enormemente atractivo.
Quizá si me hubieran planteado la pregunta de otra manera hubiera tenido más respuestas. Algo así como "Qué buscas", o "qué esperas encontrar". Probablemente hubiera contestado que quería trabajar en algo creativo, útil, enriquecedor, divertido, cambiante, algo en lo que yo pudiera aportar y aprender. Quería salir al mundo.
Ya salí. Y si hoy me preguntaran de nuevo, contestaría sin dudar: quiero un trabajo que me permita tener el máximo tiempo libre para mí, que me dé el suficiente dinero para vivir con tranquilidad, que me dé la seguridad de que no me va a faltar un sueldo todos los meses.
No me apena ni me avergüenza admitirlo. Pero casi seguro, aquella niña que yo fui sacudiría su cabeza con incredulidad, y sentiría un poquito de lástima por mí. Quizá es que sus sueños ya no son mis sueños.

jueves, 6 de mayo de 2010

AMOR Y APEGO


Estoy tan vaga... copio y pego, copio y pego. Pero para qué voy a hacer yo una versión cutre si hay gente tan lista y que se explica tan bien como Walter Riso:

Equivocadamente, entendemos el desapego como dureza de corazón, indiferencia o insensibilidad, y eso no es así. El desapego no es desamor, sino una manera sana de relacionarse, cuyas premisas son: independencia, no posesividad y no adicción. La persona no apegada (emancipada) es capaz de controlar sus temores al abandono, no considera que deba destruir la propia identidad en nombre del amor, pero tampoco promociona el egoísmo y la deshonestidad. Desapegarse no es salir corriendo a buscar un sustituto afectivo, volverse un ser carente de toda ética o instigar la promiscuidad. La palabra libertad nos asusta y por eso la censuramos.

Declararse afectivamente libre es promover el afecto sin opresión, es distanciarse en lo perjudicial y hacer contacto en la ternura (...) No podemos vivir sin afecto pero sí podemos amar sin esclavizarnos. Una cosa es defender el lazo afectivo y otra muy distinta ahorcarse con él.
Ahí queda eso. Que parece fácil y no lo es, verdad? Bueno, empecemos por hacernos conscientes y estar alerta. Después.... haremos lo que podamos.


jueves, 29 de abril de 2010

Otra vez Benedetti

No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana


no te salves ahora
ni nunca


no te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados
pesados como juicios


no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo


pero si
pese a todo
no puedes evitarlo

y congelas el júbilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios


y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo


y te quedas inmóvil
al borde del camino
y te salvas


entonces


no te quedes conmigo
Mario Benedetti












lunes, 19 de abril de 2010

EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS


Ultimamente me siento un poco Alicia, estoy como alucinada, maravillada con la vida. Así que con permiso de todos, y sobre todo con el mío propio, voy a aprovechar para volver la mirada hacia mí misma, y me voy a dedicar a intentar hacerme feliz. Sí, a mí. Me da un poco de apuro, y voy a tener que dar bastantes vueltas a la cabeza, y rebuscar, porque los sueños que tuve los dejé en el trastero, en alguna caja de cartón cerrada con cinta adhesiva. Probablemente estén carcomidos y llenos de polvo, y además no consigo recordar muy bien cómo eran. Son mis ilusiones de entonces, y pensándolo bien, no creo que me sirvan ya. Será mejor olvidarme de ellas y soñar unas nuevas.

Se me va a hacer duro, lo sé. Porque llevo casi una vida queriendo contentar, currándomelo para ser (y que me lo digan) buena hija, buena alumna, buena esposa, buena madre, buena amiga. Mirar para dentro es como asomarse al abismo. No he cultivado la sanísima costumbre de pensar qué es lo que yo quiero. En exceso, como decía alguien, hasta el calorcito del sol quema. Es bueno ser comprensivo, es bueno querer agradar y que te quieran. Pero cuidado al mezclar los ingredientes. Si nos pasamos con alguno, y añadimos unas gotitas de abnegación cristiana, se forma un cóctel destructivo con un efecto devastador: dejarte vacía por dentro.

Y en ello ando. Siento a veces un vértigo que asusta tanto como estimula, otras me invade la tristeza por tantos años de olvido de mí misma. Hay momentos, los más duros, en que no sé quién soy. Pero cada vez me voy reconociendo más, a fuerza de mirarme y mirarme. Y empiezo a saber qué es lo que quiero, porque tengo tanta suerte que la vida me lo está poniendo delante, justo ahora que soy capaz de verlo. Es el país de las maravillas. A veces me parece que no tengo derecho a encontrarme tan bien. A veces me resulta increíble sentirme así de libre.

Sólo espero tener el tiempo suficiente para seguir indagando, descubriendo y viviendo. Y no darme cuenta de repente de que todo ha sido sólo un sueño.