viernes, 5 de febrero de 2010

LA IMPOSTORA (plagio)

Cuando yo era una inocente polluela no veía más allá de mis narices. Bueno, en realidad veía por los ojos de otro. Fue mi guía durante mucho tiempo. Un gallo guapo, elegante. Miraba muy serio y levantaba mucho sus patas al andar. No había mucho quiquiriquí la verdad. Pero cuánta sabiduría intuía yo detrás de sus silencios! Me metí en camisa de once varas debajo de sus alas grandes, nada malo podía pasarme. En realidad yo me sentía más bien poca cosa a su lado pero muy afortunada por haber sido la elegida.
Resulta que un día se le cayeron los hábitos de gallo-gurú, y con pocas palabras como era su costumbre, me hizo saber que tras mucho meditar había decubierto que su camino era otro, que no podía seguir llevándome de la patita. Ya no era yo la elegida. Y nada podía cambiar eso. Me quedé con el pico tan abierto que casi se me descoyunta, hasta se me cayeron las plumas del susto. Y con mis huevitos a medio incubar!!! Ay, me muero.
NO; no me muero.
Ahora soy una gallina muy coqueta, con plumas de colores, me he recuperado divinamente. Tengo un corralito pequeño pero muy mono, con todo en orden. Mis pollitos están felices. Y yo cloc, cloc, cloc, con la cabeza bien alta, VIVO. Ya no me siento poca cosa y disfruto de todos mis quehaceres de gallina (bueno... a veces se me pone el hígado como para hacer paté cuando pienso en alguna pava impostora. Pero ni siquiera merece una entrada de blog).

2 comentarios:

  1. ay la gallinica que maja se le ve desde mi corral
    besosssssssss

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  2. No hay nada como pasar el duelo! Le imagino ahora como una estrella del celuloide....y respecto al pate y la pava....ha estado usted muy acertada con lo de que tan poca cosa no merece la pena!.

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